A pesar de que en muchos países siguen usando las medidas sanitarias para prevenir el Covid-19, en varios países las cifras no cesan. En esta época del año se prevé que habrá un repunte debido al brote de influenza que acongoja a la sociedad desde hace unos años.

Si bien se sabe, ya hay varios países en vía de desarrollo de la vacuna, sin embargo, se estima que será hasta noviembre de 2021 cuando la población esté recibiendo la dosis efectiva.

Eso no quiere decir que vacunarse sea la salida para quitarse la máscara y correr hacia la multitud, volver a salir a bares, conciertos o eventos públicos. El fin de la pandemia todavía no se ve cerca.

Los expertos calculan que el virus podría quedar bajo control hacia la segunda mitad de 2021, y que se podría volver a una normalidad pre-COVID-19 dos años más tarde, es decir en 2023.

Aunque la esperanza parece ubicarse durante 2021, dependerá de factores que se desconocen, como cuánta gente continuará con las medidas de seguridad, utilizando cubrebocas, mascarillas, lavándose las manos constantemente, usando gel antibacterial, etc. Mucho dependerá también de la efectividad de las vacunas y la cantidad de personas que logren tenerla.

La clave sería lograr que la sociedad alcanzara algún grado de normalidad, como que se pudieran retomar las clases parcialmente, con medidas de seguridad, y que no se abandonará “el uso de máscaras ni la distancia social.

El descubrimiento de una vacuna segura y eficaz será el paso principal en el camino a la normalidad. En Estados Unidos, los más adelantados en la carrera por lograrla son Moderna y Pfizer; en el mundo, también se suma AstraZeneca. Aún si se consigue una vacuna, sigue el problema de hacer llegar la vacuna a todos los países.

Los efectos secundarios de las vacunas (fiebre y estado gripal) y la diversidad geográfica de los territorios son otros desafíos que se tienen que tomar en cuenta para lograr el propósito de erradicar el virus.

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